No es raro encontrarnos en conversaciones donde la persona en cuestión hace esta confesión:
“Empiezo con ganas todos los lunes (o en su defecto, todas las semanas) y no hay forma de que termine bien. Empiezo la semana con energía y motivación para llevar a cabo una alimentación saludable, pero luego, hago lo mismo de siempre”.
Y así, un montón de gente, así cada semana.
Aumentando la carga de frustración, tristeza o desánimo por no conseguir lo que quieren conseguir, respecto a su alimentación o en sus hábitos.
Y entonces es cuando piensas…
“En realidad, tampoco es tan difícil. Busco por internet un montón de recetas saludables. Que hay muchas. Y que la gente además, regala con mucho cariño. Se ven perfectas. Yo las medio adapto porque pretendo que mi familia, también, coma de eso, para no aumentar mi carga de trabajo, ya que de la alimentación me ocupo yo, o en su defecto, mi pareja y los dos vamos a tope, con el trabajo, los intereses propios y los hijos en cuestión”.
Y te preparas con muchas ganas, en el mejor de los casos, un menú semanal en el que estableces lo que harás.
Hasta te haces la lista de la compra y logras comprar todo lo que necesitas.
Llegan los días y te cuesta llevarlo a cabo. A los niños tanto cambio repentino no les gusta, a tu pareja le parece bien pero tampoco “le matan” esas elecciones y tú decides el próximo menú, hacerlo en familia.
Llegan los conflictos, porque unos quieren mucho de una cosa y poco de otra.
Y así podríamos seguir, con una eterna lista de problemas en los que te ves inmersa una vez decides hacer un cambio de alimentación para toda tu familia.
Te adelanto algo que es importante. Y es que tengas en cuenta otros factores, tus emociones, tu estado de autoconocimiento y salud.
Y te cuento porque.
Cuando pretendes hacer cambios tan importantes como la alimentación, primero de todo, y lee bien porque esto es importante, es que tú estés bien. Equilibrada o equilibrado y que tengas esos momentos personales dónde te prestas la suficiente atención. Sin esto, es fácil que vuelvas a hacer “lo de siempre” en cuestión de máximo dos semanas, si es que llegas a conseguir llevar adelante el plan durante 14 días.
Y escribo este artículo en forma de reflexión. Para ayudarte a parar un momento y pensar.
Mis alumnas y alumnos de mi curso de Alimentación y vida saludable para familias, lo saben bien y es en algo en que “los hago reflexionar”. No pueden lograr cambios si obvian sus necesidades.
Los cambios se producen dependiendo de la situación personal de cada uno y la de su familia. Del punto en el que estén. No podemos todos, marcarnos los mismos objetivos.
Todos queremos llevar una vida saludable, comer bien, eliminar tóxicos, etc… pero no todos estamos en el mismo punto, y el querer “hacerlo perfecto” nos lleva al fracaso. Esa es la realidad.
Por ello, y si tienes problemas con establecer las prioridades o ver realmente en qué punto estás tú, y en qué punto estáis como familia, estés atenta a mi nueva edición del curso de Alimentación y vida saludable para familias que pronto empieza.
En muchas ocasiones, no sólo se trata de aprender base teórica, que también es importante, claro. Si no, el vivir esos conocimientos. En experimentarlos, en darme cuenta de que no puedo pretender lo que consigue mi vecino porque no somos la misma persona.
Y sinceramente te digo, que las cosas pueden hacerse de otra manera.
Celebrar de otra manera, por ejemplo, sin asociar cosas ultraprocesadas que ningún favor hacen a nadie, siendo flexible siempre en todo el proceso. Y no.. “no pasa nada” si un día lo haces como siempre hacías, o si vais a un cumpleaños y hay lo que hay. Hay que vivir. Pero siempre puedes decidir hacerlo a tu manera sin que te veas afectado (ni tú, ni tus hijos) por ello.
Los cambios, bajo mi parecer, han de producirse de forma amable, con cariño, con amor y flexibilidad. Siendo consciente, del día que he tenido. Y si hoy decido, pedir una pizza porque he tenido un día más que horrible, lo haré con conocimiento de causa, pero sin culpa alguna.
Y que, aún sabiendo que una buena cena con alimentos saludables es lo mejor para esos momentos (quizá sea un buen momento de buscar otros servicios a domicilio que se adapten al cambio que pretendes hacer), a veces no tenemos ni corazón ni ganas para hacerlo, aunque sea lo más fácil del mundo. Por qué, te digo más, no podemos olvidar lo que aprendimos en su día respecto a esos momentos y, si te pasa eso, ya que estamos, te animo a que reflexiones qué emociones sientes y qué alimentos te apetecen.
Te dará mucha información, y te ayudará a generar el cambio y, en el mejor de los casos, a no querer comer cosas que sabes que no quieres comer, para poder decidir que sí quieres comer y cómo hacerlo lo más fácil para ti.
Al final, se puede, y llega el día en que comer saludable es lo que más te apetece. Quererte es lo que sabes que tienes que hacer y ser el mejor ejemplo para tus hijos es lo que más alimenta tu alma. En todas las áreas de tu vida.
Para aprender y cambiar desde la base, no te pierdas la siguiente edición de ALIMENTACIÓN Y VIDA SALUDABLE PARA FAMILIAS.
Abrirá inscripciones el próximo 27 de mayo, en una segunda edición mejorada, ampliada y con más sorpresas.
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