Tras estos años de acompañar varios procesos, he identificado una serie de circunstancias que impiden que puedas llevar a cabo una alimentación que repercute en ti de forma positiva.
Estas circunstancias son resultado de las vivencias que tienes a diario y cómo las ves a través de tus ojos.
Digamos que son el resultado de una serie de situaciones que han provocado en ti, estas emociones o situaciones que engloban en sí una cóctel emocional bastante difícil de gestionar a veces.
Ellas son:
-
La rabia.
-
La tristeza.
-
El cansancio.
-
Tener una baja autoestima.
-
Sentir ansiedad
¿Te suena esto?
¿Cuántas veces te das cuenta que tapas tus emociones con alimentos?
Vamos a ver una a una y qué podemos hacer para mejorarlo.
LA RABIA
Podemos verla como una potente fuente de energía que si sabemos reconducir provocará en nosotros un gran movimiento en positivo. Cuando se manifiesta en forma de rabia se debe a un estancamiento de la energía de hígado (esto viene de una visión más oriental del asunto)
La rabia no es más que ese detonante que nos impulsa al cambio al movimiento. Nosotros debemos decidir hacia dónde.
Si aparece en ti esta energía, la próxima vez recuerda estas palabras: ¿qué vas a hacer con todo eso que sientes y hacia dónde lo vas a dirigir? Eso no pasa por maltratar tu cuerpo comiendo un donut (que si te apetece, oye, no soy nada estricta, ya me entiendes) Utiliza esa energía para generar el cambio que necesitas. Quizá sea un nuevo trabajo, solucionar un conflicto o terminar un tema que te tiene en tensión durante mucho tiempo.
LA TRISTEZA
La gestión emocional de situaciones que hacen crecer nuestra mochila es algo que debemos ir haciendo cada cierto tiempo.
A lo mejor has vivido una situación que te ha provocado mucha tristeza y se te han quitado las ganas de todo.
Sea cual sea la fuente, el orígen de esa tristeza que sientes, reconoce a que se debe, que hace que la sientas y conecta con cosas que te hagan feliz.
En lugar de pensar… quiero dejar de sentirme triste y entrar en un bucle de machaque emocional por lo “mal que lo haces todo”, prueba esto. Enfócate en hacer cosas que te hagan sentir bien.
Ves a hacerte un masaje, sal a pasear por la playa, por la montaña, habla con amigas y amigos, disfruta con tu familia, lee un buen libro, sal al cine… qué sé yo…. lo que vibre contigo. Hazlo. Aunque cueste. Mueve la rueda aunque sea pesada y poco a poco irás cogiendo la energía que necesitas y podrás procesar todo lo que hay detrás de esa sensación.
EL CANSANCIO
Ni ganas de ponerte a cocinar. Casi ni de ir a comprar al sitio dónde te encantan los productos que tienen. O ni ver una pantalla de ordenador un minuto más para hacer tu pedido de comida online (o lo que sea).
El cansancio es uno de los motivos por el cual generar nuevos hábitos se hace muy complicado. La suma de decisiones diarias provocan un cansancio (y el día a día en general y todo lo que trae consigo) que cuando llega el momento de “ponerte para ti” te resbala.
Si prevees una semana dura, que sabes que te llevará agotada, prepárate comidas el fin de semana que puedas congelar, corta todos los vegetales que puedas dejar cortados para prepararte rápidas ensaladas y ten preparadas legumbres y cereales si los consumes para que en 5 minutos tengas varios platos que no tengas que repetir menú si no quieres.
Aquí la organización es clave.
Piensa que si haces esto o si eliges comer algo de fruta al menos no sentirás que encima del cansancio estás cuidándote fatal, que a fin de cuentas esto merma tu autoestima y provoca que menos ganas tengas de hacer las cosas como quieres.
TENER UNA BAJA AUTOESTIMA
Verte mal, sentirte mal… provoca ese pensamiento de…”total, ya estoy mal, para que me voy a esforzar y pasarlo mal comiendo esto que no me apetece nada”.
¿Sabes que cambia el giro de la rueda? Una decisión.
Cuando todo te dé igual por el motivo que sea, decide hacerlo bien. Decide hacer lo que te conviene. Y si no puedes, hazlo la próxima vez, pero no toleres ni un sólo día más en el que tu cuerpo se resienta por no cuidar todo tu ser como mereces.
Mereces sentirte bien. Cuidarte. Dedicarte tiempo. Y hacerlo a través de la alimentación es, cuando estás en ello un cóctel de buenos nutrientes que harán que todo tu cuerpo y tu mente sientan los beneficios de vivir con mayor bienestar.
SENTIR ANSIEDAD
Otro pilar de la gestión emocional es obtener herramientas que nos permitan vivir las situaciones que nos provocan estrés de otra manera.
A veces no lo vemos venir, lo sé. Y no pasa nada. Lo solventamos por el camino, mientras lo transitamos.
Pero si ya tienes identificadas situaciones que provocan que comas con ansiedad, de forma compulsiva… hagamos algo. Adelántate a la situación. Ten cosas saludables preparadas. Dulces son importantes. La mayoría de las personas se lanzan al dulce. El sabor dulce relaja y calma, es normal. Aunque puede darte por otra cosa. No importa.
Elige antes de comerte esa cosa que no te conviene, elegir algo que sí. Ya verás como se calma el asunto y puedes controlar mejor el impulso.
Otra cosa que puede ayudarte es pensar: ya lo comeré después. Y casi nunca llega ese después, y si llega llega de forma que si eliges dar el paso es mucho menos descontrolado y entra menos cantidad, eso te lo aseguro.
No esperes a ponerte manos a la obra con lo que sea que haga que tus emociones controlen tu alimentación.
El tiempo pasa y merecemos vivir lo mejor y más feliz posibles. O así lo siento yo. Espero que te sirva y que si necesitas ayuda, me escribas. Estaré encantada de ver cómo puedo ayudarte en el camino hacia una vida de mayor bienestar.
Deja una respuesta