Nadie dijo que fuera fácil.
Abrir la puerta de tu interior, es sin duda, la aventura que más beneficios te dará y que más dolor te provocará si no consigues gestionar todo lo que allí te encuentres.
Abres la puerta y te encuentras la soledad, el miedo, la frustración, los recuerdos que duelen, la oscuridad, el llanto, la rabia, las resistencias, la incertidumbre… Pero de alguna manera sientes que ahí tienes que estar. Por ahora. Y ver qué quiere decir todo eso.
Empiezas a hacerte preguntas, a buscar salidas para esas sensaciones que sin duda toman el control de muchas situaciones cotidianas de tu vida.
Pero has olvidado algo… has olvidado que hay detrás de todo eso. Esas sensaciones, aparecieron una vez gracias a ciertas vivencias, que hoy has descubierto que se quedaron ahí encerradas.
Sentir y vivir las emociones no podemos evitarlo. Si podemos transitar ese camino junto a ellas, y ver qué aprendizaje nos traen. O quizá simplemente vivirlas y crecer, hacernos más fuertes. Trascender y avanzar. Ver qué quieren decirnos y darles las gracias porque nos han recordado que algo no andaba bien.
La vida trae lo que estás preparado para superar. O eso dicen. Y cada vez te construyes más fuerte. Renaces y te sientes con fuerza, luz y cierto poder, que si bien sabes gestionar puede llevarte muy lejos.
Y vuelve a pasar… vuelve la oscuridad. Y es que en esta vida todo es cíclico, y a veces, se nos olvida. Y por eso todo duele tanto, porque parece que nada termina, y es que en realidad, nada termina, se transforma.
Se transforman nuestras emociones, se transforma nuestro interior y se refleja en nuestro exterior. Y los ojos nunca mienten. Si sabes ver a través de ellos, te darás cuenta.
Mujer, tu que además tienes tu ciclo menstrual, que te aporta sabiduría y habilidades que bien usadas te elevarán hasta donde quieres llegar, ¿cómo sientes todo esto que te digo?
Yo, sinceramente te confieso, que a veces caigo muy hondo, a un lugar tan oscuro que no se cómo salir. Y me ahogo. Y me bloqueo. Y quiero que todo acabe. Pero es entonces cuando, esa luz que todas (y todos) tenemos dentro, que no nos deja solas y nos rescata para recordarnos que… esto también pasará. Y volverá la luz, que si sabemos renacer de nuestras cenizas como venimos haciendo vez tras vez… al final alzaremos de tal forma el vuelo que nuestro camino en la oscuridad cada vez será más sabio y menos doloroso. Pero debemos aprender.
La sabiduría del saber estar en equilibrio en esos momentos de oscuridad, creo, que se aprende con los años y saberse rodear de quien necesitas, forma parte de esa sabiduría.
La vida te trae a las personas que por algún motivo, que quizá aún no sabes, tienen que tener cierta presencia en tu vida. Quizá también te enseñen a que por amor propio, tienes que tomar ciertas decisiones.
Aprovecha esos momentos de oscuridad para conectar con esa sabiduría que aunque a veces traen esas emociones “del lado oscuro”, en realidad, esas emociones nos traen mucha luz. Eso sí… nos toca ser valientes, atrevernos a preguntar y a aceptar lo que nos quieren decir.
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