Mi despertar en la crianza respetuosa y con apego, vino como no, con el nacimiento de mi hijo. Hace ya tres años y medio que nació y no dejo de dar gracias cada día que pasa por tenerlo conmigo.
Ha sido para mi la evidencia de que debía ponerme en mi lugar. De coger las responsabilidades tan importantes que me tocan y de ser fuerte en muchos momentos.
Cuando se habla de maternidad hay muchas visiones, pero en una estamos de acuerdo, una madre es una madre. Partiendo de ahí quiero compartir contigo unas reflexiones que me han venido a la cabeza este tiempo de maternidad, desde el nacimiento.
No quiero pasar por alto mi embarazo, dónde me sentía fuerte, poderosa y con una energía sin límites. Todo se puso en su lugar 7 meses después con riesgo de parto prematuro. El nacimiento fue lo que menos hubiese esperado, nada fue como yo tuve planeado hasta el punto de que mi hijo se vio en serias dificultades al nacer, doy gracias por el equipo médico que estuvo allí .. y ahí perdí mi fuerza… A partir de aquí, mi instinto me llevó a la protección de mi bebé y a ir cogiendo fuerza poco a poco. A informarme de todo lo que se supone que tenemos que pasar, revisiones medicas, más tarde, la educación y durante todo este proceso las criticas no constructivas de seres queridos y no tan queridos. A no dejar de formarme y a emprender mi negocio en la nube mientras sigo con mi emprendimiento físico A no creer porque sí, a experimentar, a reflexionar. Y a defender los derechos de mi hijo. A respetarlo en todos sus procesos, nuestra lactancia, su ritmo de aprendizaje, nuestro colecho y nuestra forma de vivir.
A todo esto, o conectas con tu alma y sientes lo que tienes que hacer o estás perdida. La maternidad es una fuente de fuerza y vitalidad que si la haces servir y la sientes, te dará todo lo que necesites. Llegarás dónde jamás pensarías llegar… y aquí estoy hoy, compartiendo contigo esta experiencia.
Hoy día estoy en un grupo de mujeres emprendedoras, a cuál más empoderada… mujeres que llevan mil tareas hacia delante sin descuidar lo más importante y sin olvidar el motivo por el cuál están ahí.
Me siento contenta y orgullosa de haberlas conocido y de compartir tantos ratos. No se si alguna de nosotras llegará a ser famosa algún día, si llegaremos a cambiar la historia de la maternidad, de la crianza y la educación. Bueno creo que si la estamos cambiando, nuestros hijos son una prueba de ello.
No hay nada como la maternidad para hacerte surgir desde lo más profundo tus miedos, inquietudes y necesidades y sin duda si sabes utilizarlo llegarás dónde quieras llegar.
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