Dentro del enfoque de la medicina convencional, y a veces también de la natural, existe la tendencia a querer suprimir ciertos signos y síntomas de la enfermedad.
En infecciones víricas y /o bacterianas donde hay fiebre, inflamación, dolor, mal estar general… son muestras de que nuestro cuerpo está haciendo lo que tiene que hacer. Está respondiendo hacia un ataque de algo extraño que no debería estar ahí.
De hecho lo vamos haciendo constantemente. El cuerpo cada momento está limpiando y formando nuevas células y querer impedir que tenga estos síntomas es un flaco favor que nos hacemos.
Y sobre todo les hacemos a los niños. Y ahora te explicaré porque.
Es normal que como madres y padres queramos ayudarles a solventar cualquier cosa, además de ahorrarles el dolor que pueda acompañar. Pero como todo aprendizaje, lleva un proceso. Un proceso que no tiene porque sufrirse. Podemos ayudarles a transitarlo de manera más dulce.
Cuando hablamos del sistema inmunitario, vemos que ante estas infecciones, el cuerpo lo que hace es reaccionar, lo cual es bueno, para inmunizarse de la enfermedad en cuestión y así no volver a enfermar por lo mismo, o, a poco ir ganando fuerza de respuesta, con lo que con el tiempo las infecciones durarán menos días y serán menos fuertes en el caso de enfermedades comunes de temporada.
Existen situaciones que favorecen que las defensas no respondan del todo eficazmente en los niños, como son por ejemplo, los momentos estresantes, la falta de naturaleza, el poco ejercicio, la falta de juego libre, emociones que se bloquean que no son “sanas” o no pueden liberar.
Para que el sistema inmunitario tenga una respuesta eficaz, primero, tenemos que permitir que reaccione como tiene que hacerlo, aumentando la temperatura si necesita, generando inflamación, creando mecanismos de expulsión cómo la tos por ejemplo. Permitirle manifestar los síntomas.
Luego si necesitamos ayudar a transitar la fase aguda porque nuestro hijo lo está pasando mal entonces sí podemos intervenir con remedios naturales, suplementos que fortalezcan su sistema, con terapias manuales como la reflexología podal y acompañar ese proceso. Para que su cuerpo con todos los mecanismos que ha puesto en marcha consiga salir de eso y fortalecerse.
No siempre es fácil “saber esperar” o estar presente y acompañar “de otra manera” porque es lo que hemos aprendido y el miedo a veces nos hace hacer cosas que quizá no es lo mejor en ese momento. Pero de todo se aprende.
Yo también he tenido que aprender, porque no es lo mismo recomendar que tratar a tus hijos, y aun que a día de hoy mis hijos no han tenido necesidad de tomar ningún medicamento que no sea de lo que te hablo aquí, no descarto nada que pueda ser necesario para ellos en un momento de sus vidas.
Creo que en los tiempos que vivimos, lo más inteligente es practicar una medicina integrativa dónde todo lo que veamos que puede ayudarlos a fortalecerlos lo usemos, al igual que para nosotras mismas. Ya sea de la fuente que venga. Yo confío en sus cuerpos, en mi cuerpo, en que nuestro sistema responde con total eficacia si se lo permitimos y que suprimir los síntomas no ayuda porque por algo nuestro cuerpo ha respondido así.
Si quieres tratar de forma natural la salud de tu hijo porque enferma muy a menudo o bien porque tiene un tratamiento médico y quieres complementarlo y mejorar su resultado fortaleciendo su sistema, escríbeme a info@sinfonianatural.com y te informaré del servicio privado de consulta.
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