Cuando hablamos de medicina natural y queremos adentrarnos en el mundo implica que seremos conscientes de muchas cosas. De qué comemos, de que pensamos, cómo vivimos y nos daremos cuenta de cómo lo estamos haciendo para poder vivir el cambio en primera persona.
No siempre es fácil. O si. Comprar los alimentos ecológicos puede ser fácil si tienes alguien que te lo pueda suministrar y que lo puedas pagar, todos sabemos que es un incremento en la economía casera de toda casa.
Todos podemos leer libros, hacer cursos de diferentes fuentes y terapias, medicina china, naturpatía, alimentación, masaje, etc… y la verdad sea dicha que tenemos muchos elementos con los que tratar nuestra salud y mantenernos en armonía.
Lo cierto es que cuando se manifiesta la enfermedad necesitamos un diagnóstico. Un diagnóstico médico, porque los terapeutas no podemos hacer. Y no me refiero a: – vale, eso que me cuentas es ansiedad, toma esta pastilla y ven a verme de aquí a un mes.
Me refiero a que tu médico te escuche, que le cuentes lo que te pasa y que te derive en el caso necesario. Derivar para mí, es una decisión sabia. Yo lo tengo claro y lo hago sin pensármelo si no puedo ayudar a alguien. Y aunque pueda ayudarlo, siempre le animo a que se haga las pruebas pertinentes y que su médico le dé una valoración. Porque con todo encima de la mesa, la persona, y sólo la persona, decide cómo quiere tratarlo. Y entonces ahí entramos los terapeutas, médicos, especialistas… Yo no dudo de que un trabajo en equipo es el mejor resultado para la persona. Por eso derivo a quien haga falta. El problema viene muchas veces del otro lado. Pero ese no es el motivo de este post.
El motivo es que a pesar que yo voto por una salud natural, un conocimiento de lo que comemos, de cómo educamos a nuestros hijos en la salud y cómo nos comportamos en base a eso, es que no somos nosotros o ellos. O médicos o terapeutas. Cada campo tiene sus limitaciones y todos debemos saber cuáles son, a pesar que muchas veces hablamos de temas comunes, y por el bien de las personas que nos confían su salud, debemos actuar en el campo que nos toque. Y aunque digo esto, uno es responsable de su salud, nadie debe decirte que es lo mejor para ti, tu has de decidir que es lo mejor para ti con lo que te propongan de tratamiento. Y esto es importante. Yo lo veo a diario, personas que dejan en manos de terceros su salud, y esto no es una buena opción. Los profesionales informan, la persona decide.
Se pueden tratar muchas dolencias desde muchos puntos de vista. La cuestión es decidir cuál te es más afín.
Te animo a que valores, que conozcas a tu médico, a tu terapeuta a que confíes en su experiencia, porque de ahí podrás aprender a escucharte, a saber que es mejor para ti, a observar cuando necesitas una ayuda u otra y no esperar a que todo se cronifique. A decidir sobre tu salud y la de tus hijos en primera persona.
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